20 J Día Mundial de las Personas Refugiadas. Declaración de FundiPau
No se puede entender la historia de la Humanidad sin reconocer el papel clave que han jugado los movimientos humanos. En busca de nuevas expectativas de futuro, para mejorar las condiciones de vida, para descubrir nuevos espacios o para huir de situaciones adversas, la movilidad ha acompañado siempre los procesos de transformación históricos.
Hoy, esta movilidad continúa. Y las organizaciones que trabajamos por la paz, los derechos humanos y la justicia social, seguimos exigiendo que se protejan los derechos de las personas que se mueven. Para que puedan moverse voluntariamente, y no forzadas por las circunstancias. Para que su trayecto sea seguro y libre de abusos y peligros. Para que su incorporación a las sociedades de acogida sea inclusiva y garantista. Para que el mundo sea, para todos y todas, un espacio de respeto y convivencia pacífica. Por eso pedimos políticas migratorias eficientes, que garanticen los derechos humanos y protejan la movilidad de las personas, a la vez que se construyen sociedades democráticas más diversas y respetuosas.
Cuando en 1951 se firmó la Convención de Ginebra, se querían proteger los derechos y las libertades fundamentales de las personas refugiadas, y promover la solidaridad internacional en este ámbito. Se quería garantizar la seguridad de las personas que huían por temor a persecuciones por razones étnicas, religiosas, nacionales, de pertenencia a determinado grupo social o por opiniones políticas. Se quería establecer una red de apoyo internacional que garantizara que, ante las vulneraciones sistemáticas de derechos, las personas pudieran ser recibidas en países diferentes a los suyos, garantizándoles unos mínimos dignos de acogida e integración.
Hoy, esta Convención y su protocolo de 1967, son más necesarios que nunca. Porque la violencia continúa en muchas partes del mundo, y las persecuciones por razones distintas, también.
De hecho, según los datos que acaba de hacer públicos ACNUR, el mundo acabó el 2019 con 79 millones y medio de personas refugiadas y desplazadas, la cifra más alta jamás registrada. No podemos rehuir la realidad, hay que afrontarla.
Así, en la conmemoración del Día de las Personas Refugiadas, queremos reclamar que se proteja esta figura y que se garantice el derecho de asilo en todo el mundo. Por eso reclamamos:
- Que se revise, siempre con una perspectiva garantista, la definición de persona refugiada, para incluir realidades que se desconocían hace 70 años, como las movilidades forzadas por razones climáticas o las violencias sistémicas entre otras.
- Que los estados garanticen vías de acceso seguras para las personas refugiadas, y que no se escuden en la protección de fronteras para desatender a nadie, ni para limitar el derecho a la protección internacional.
- Una política de asilo sólida que facilite la acogida, incorporación e inclusión de las personas refugiadas a las sociedades de acogida, y que garantice su participación social llena sin espacios de vulnerabilidad ni discriminación.
- Acciones de sensibilización que recuerden la importancia histórica de la figura del asilo, su constitución como un derecho internacional y la necesidad de protegerlo y defenderlo. Y pedimos acciones que luchen contra la discriminación, la xenofobia y los discursos del odio.
Hace falta la voluntad política de gobiernos y comunidad internacional, para promover una cultura de paz, la justicia global y el respecto a los derechos humanos. Sin trabajar en la resolución de los conflictos armados enquistados, impedir un comercio de armas que facilita atrocidades y genocidios y proteger seriamente los derechos humanos, habrá gente que huirá del horror. Y seguiremos exigiendo y trabajando para que esto pase.
Pero mientras tanto, es imprescindible proteger, mejorar y garantizar el derecho de asilo y la atención a las personas refugiadas.
Barcelona, 20 de junio de 2020