Inici || Castellano | English
facebook twitter youtube issuu picasa rss

¡Basta de violencia y basta de ocupación en Gaza!

Hagamos posible la paz y el respeto a los derecho humanos en Palestina y en Israel

Manifest en català.

Manifiesto de diversas ONG catalanas ante la nueva escalada de violencia en el Próximo Oriente

De nuevo, la espiral de violencia y de destrucción ha estallado en el Próximo Oriente y, como suele ser habitual, el pueblo palestino está sufriendo salvajemente sus consecuencias.

Lo que inicialmente fue el enésimo capítulo de la tensión entre Israel y Hamás ha derivado en un brutal ataque sobre la Franja de Gaza. Si, fruto del bloqueo y del asedio que sufre habitualmente, la situación en Gaza ya tiene dimensiones de castigo colectivo, atacar y bombardear el territorio se convierte en una crueldad profundamente intolerable.

El lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza sobre territorio israelí, con el peligro de provocar víctimas entre la población civil, es una acción condenable y que aleja la solución al conflicto. Pero que nadie se equivoque: las cifras de muerte y de destrucción evidencian, de forma clara e innegable, la brutal actuación del ejército israelí: según cifras de la UNRWA de 28 de julio, 1.067 palestinos muertos (un 70% civiles, de los cuales un 30% niños), 6.223 heridos y 170.461 desplazados. Por el lado israelí, según cifras de B’Tselem el mismo día, 45 muertos (43 de los cuales, soldados).

Que hospitales, escuelas y espacios habilitados y gestionados por Naciones Unidas para acoger a los desplazados hayan recibido también los impactos de los bombardeos demuestran un nulo respeto hacia el derecho internacional humanitario y una absoluta indiferencia hacia el sufrimiento del pueblo palestino. Pero si esta constatación ya es suficientemente dolorosa, todavía lo es más darse cuenta de la pasividad, cuando no directa complicidad, de la comunidad internacional antes esta situación.

Sin duda, ahora es absolutamente urgente conseguir el establecimiento de un alto el fuego. Es necesario que todas las personas, organizaciones, gobiernos y organismos internacionales se comprometan activamente en hacerlo posible. Este conflicto solo tiene solución política y permitir la continuidad de la violencia solo añadirá más muerte, sufrimiento, dolor y destrucción. Un alto que tiene que permitir también las tareas humanitarias ahora severamente perjudicadas o impedidas.

Pero, inmediatamente después, es necesario gestionar un conflicto que lleva demasiadas décadas sin abordarse y que la comunidad internacional, o bien por complicidad o bien por desgana, ha dejado pudrir.

La solución, ya hace tiempo que lo denunciamos, es cada vez más difícil: la idea de dos Estados libres, uno israelí y uno palestino, viables y conviviendo pacíficamente, parece cada vez más alejada. Desde el acuerdo de partición de Naciones Unidas en 1947, el gobierno israelí ha trabajado los últimos años de forma clara i evidente para hacerlo inviable: ocupando y anexionando territorios palestinos, instalando asentamientos en el poco territorio palestino que queda, dificultando la vida diaria de palestinos con el muro y el control de fronteras, boicoteando el ritmo económico, bombardeando siempre que lo ha considerado necesario, etc. Y, ante todo esto, la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, pero también la Unión Europea, no han ejercido ninguna función crítica, correctiva y de control a un Estado que ayudaron a crear.

En Israel, el peso de un discurso militarista invade cada vez más la política y la sociedad. Las fuerzas políticas más intransigentes van creciendo y tienen mayor influencia en el parlamento y en el gobierno que antes. En cambio, las personas y las organizaciones favorables al diálogo y a la paz pierden peso y quedan cada vez más arrinconadas y, últimamente, sufren persecución legal y social.

En Palestina, la frágil unión política entre Al Fatah y Hamás, añadidas a la desesperación y frustración de la población ante tantos años de ocupación y falta de perspectiva, dibujan una escenario inquietante.

Pero, aunque una solución justa y pacífica al conflicto parezca ahora muy difícil, es evidente que apostar por la violencia y la vulneración de los derechos humanos seguro que la aleja. Todo conflicto puede ser revertido en su dinámica de violencia y degeneración. Y tanto en Israel como en Palestina hay personas y colectivos organizados que luchan por un futuro de dignidad y justicia, respeto a los derechos humanos y construcción de paz. No podemos darlo por perdido.

Es necesario parar la dinámica de violencia, poner fin a la ocupación del territorio palestino, apoyar a los actores de paz, crear espacios de diálogo social dentro de cada país y entre los dos países y fomentar ámbitos de negociación diplomática que aborden los factores del conflicto, con la voluntad de encontrar una solución justa y satisfactoria que impida nuevos derramamientos de sangre en el futuro.

Las personas y las organizaciones comprometidas con la paz y los derechos humanos, debemos implicarnos: campañas de solidaridad, acciones de boicot contra la ocupación israelí, denuncias de las violaciones de los derechos humanos, favorecer marcos de diálogos y solidaridad con los actores de paz palestinos e israelíes, etc. Podemos hacer mucho. I tenemos que hacer aún mucho más.

Es responsabilidad de los Estados y de los organismos internacionales multilaterales afrontar seriamente la situación y trabajar incansablemente para encontrar una solución pacífica y justa al conflicto. La comunidad internacional no puede tolerar que un Estado que creó a través de Naciones Unidas incumpla sistemáticamente las normas que emanan de este organismo. La dimisión de los Estados y de la comunidad internacional en la superación de este conflicto es una grave irresponsabilidad cuando no una complicidad con una situación intolerable.

Las personas y las organizaciones comprometidas con la paz y los derechos humanaos tenemos que presionar a los Estados y a los organismos internacionales para que no dimitan de su responsabilidad.

Movilicémonos para poner fin a la violencia y a la ocupación.

Hagamos posible la paz y el respeto a los derechos humanos.

También en Palestina e Israel.

Barcelona, 30 de julio de 2014

Organizaciones firmantes del manifiesto:
Associació Amics de la UNESCO de Girona
Associació Catalana d’Esperanto
Centre d’Estudis per a la Pau JM Delàs
Federació ACAPS – Solidaritat amb els sahrauis
Federació Catalana d’Associacions i clubs UNESCO
Federació Catalana d’ONG per la Pau, els Drets Humans i el Desenvolupament (la Fede.cat)
FundiPau (Fundació per la Pau)
Grup d’Educació per la Pau
Institut de Drets Humans de Catalunya
Moviment per la Pau (MPDL-Catalunya)
Plataforma per la Pau Lloret de Mar
Servei Civil Internacional de Catalunya
SIOF (Objecció Fiscal a la Despesa Militar)
Universitat Internacional de la Pau


Adhesiones recibidas:

Acció dels Cristians per l’Abolició de la Tortura – ACAT
Associació Catalana d’Amics del Poble Sahrauí – ACAPS Bages
Associació Catalana d’Amics del Poble Sahrauí – ACAPS Girona
Asociación Europea de Cooperación con Palestina (ASECOP)
Ciutadans Anònims de Sabadell
Comissió de l’Agenda Llatinoamericana Mundial
Cooperacció
Cooperativa de consum responsable Gafarrons
Eldimoni.com de Santa Eugènia de Ter
Fundació Cívica Novessendes
Gràcia amb el Sàhara
Grup d’Acció Ciutadana d’Oxfam Intermón de Sant Cugat
Grup Eirene
NiUS d’Arbúcies (Natura i usos sostenibles)
Procés Constituent Lloret – Tossa
PROIDE (Promoció i Desenvolupament)
Projecte Tibsima Mollet – Sàhara
Santa Coloma amb el Sàhara
SICOM (Solidaritat i Comunicació)
Solidaritat Sense Mons

 

Para adhesiones de ONG y de colectivos dirigiros a: FundiPau info@fundipau.org