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03/11/2014

‘El derecho a decidir y Cataluña’

Posicionamiento de FundiPau

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Queremos un mundo en paz y sin violencia. Y por eso desde FundiPau (Fundación por la Paz) trabajamos, desde hace 31 años, para que cada vez haya más personas comprometidas con la cultura de la paz e impulsamos aquellos cambios culturales y políticos que hagan posible la erradicación de la violencia (física, estructural, cultural) en las relaciones entre personas y pueblos.

Nuestro trabajo por la paz, por lo tanto, se enmarca en una lucha de exigencia de justicia, de adhesión a la libertad, de profundización democrática y de defensa de los derechos humanos.

Visión global y derecho a la autodeterminación

Siempre hemos partido de la principal unidad: la humanidad, por encima de fronteras nacionales, sociales o religiosas. La diversidad no debe ser nunca una excusa para impedir una visión humana global. Pero tampoco una opción cosmopolita tiene que pasar por la supresión de la diversidad. La diversidad es riqueza. Y es profundamente humana.

Construir un mundo más unido, global y humano no significa asumir y sacralizar las actuales fronteras estatales fruto, muy a menudo, de guerras y atrocidades.

Entendemos que es bueno, siempre que sea en el marco de procesos cívicos y democráticos y en una perspectiva no aislacionista sino abierta al mundo, que la participación democrática ciudadana también llegue a la definición de las fronteras estatales.

Todo el mundo tiene derecho a la identidad y al sentimiento de pertenencia. Todos son legítimos y deben ser respetados. En los debates de este tipo, nadie debería sentirse amenazado. No es eso lo que está en juego, sino una forma de organización política que dé satisfacción a la mayoría de ciudadanos.

El derecho a la autodeterminación de los pueblos puede ser defendido desde una visión nacionalista (cada nación, un estado). Pero también desde un compromiso radicalmente democrático: al margen de la valoración concreta de cada caso, cuando una comunidad reclama mayoritariamente decidir su futuro no encontramos ninguna forma política y conceptual para negarlo.

Ningún gobierno, ninguna ley, ningún tribunal, ningún ejército, debería impedirlo. Por principios y por democracia pero también por sentido común: si el deseo de autodeterminarse de un pueblo es sólido, tarde o temprano se concretará. Siendo así, la obligación de todos estos poderes sería trabajar para hacer posible este derecho, de la forma más pulcra y ordenada posible, en lugar de impedirlo y boicotearlo.

El proceso por el derecho a decidir en Cataluña

Todo esto que defendemos en general también lo aplicamos, claro está, en Cataluña, el país donde FundiPau nació y desde donde lleva a cabo su tarea global por la paz.

De forma muy clara la población catalana ha pasado a reclamar el ejercicio del derecho a decidir. La movilización ciudadana (consultas populares, manifestaciones, etc.) y el resultado de las Elecciones al Parlamento de Cataluña de 2012 evidencian este apoyo mayoritario que, según varias encuestas se situaría entre el 70% y el 80% de la población. Como resultado de todo ello la mayoría de fuerzas políticas se pusieron de acuerdo, el año pasado, en convocar una consulta el próximo 9 de noviembre para conocer la opinión de la ciudadanía sobre el futuro político de Cataluña.

Pretender ignorar, despreciar o impedir esta realidad es, además de poco democrático, absurdo: no se puede negar aquello que es y existe.

Esperamos, deseamos y reclamamos que el gobierno español escuche aquellas mismas voces ciudadanas, sociales y políticas de ámbito estatal que le reclaman que permita el ejercicio del derecho a decidir en Cataluña. Y, en caso de que el gobierno español considere que esta consulta se ha hecho apresuradamente o que no cumple con los mínimos requisitos, es sencillo: que haga una propuesta negociadora para mejorar la consulta, no para impedirla.

Las unidades de cualquier tipo deben basarse en un pacto de adhesión explícito o implícito. Las unidades impuestas son sometimiento. Una relación basada en el sometimiento no es buena para ninguna de las dos partes. Es una violencia estructural que tensiona y perjudica a todo el mundo. En cambio, el reconocimiento y el respeto mutuo, dignifica a las dos partes. En este sentido el proceso que estamos viviendo, no tendría que ser vivido cómo “de los unos contra los otros”, sino como una oportunidad magnífica de regeneración tanto para Cataluña como para España, y de establecer una nueva relación basada en el respecto a la dignidad de cada uno que enriquece a todos.

La consulta como parte de un proceso deliberativo de toda la ciudadanía

En FundiPau, entendemos el derecho a decidir no sólo como una votación puntual en una consulta sino como un elemento más dentro de un proceso deliberativo donde la población catalana tiene que participar, debatir, definir y, finalmente, decidir. Hay que facilitar y permitir que todas las ciudadanas y ciudadanos puedan debatir, con plena libertad y circulación de información, sobre el futuro político de este país.

Respeto a la diversidad y a las minorías

En Cataluña, hasta hace muy poco, las propuestas independentistas eran minoritarias y, como otras propuestas transformadoras, fueron marginadas del consenso oficial, institucional y mediático. Ahora que parece que el independentismo es la opción mayoritaria querríamos recordar una lúcida reflexión de Lluís Maria Xirinacs, histórico pacifista e independentista: ‘Luchar contra el fuerte cuando seamos débiles y contra nosotros mismos cuando seamos fuertes’. Que la manifestación mayoritaria del deseo de independencia no suponga la invisibilización de los argumentos y sensibilidades ideológicas de aquellas ciudadanas y ciudadanos que piensan diferente.

Por un proceso en paz

Las movilizaciones por el derecho a decidir han mostrado una ejemplar actitud cívica, pacífica y noviolenta. También han sido así las concentraciones a favor de la unidad de España. Esperamos, deseamos y reclamamos que todas las movilizaciones futuras, así como todas las actuaciones institucionales de todos los gobiernos implicados, actúen del mismo modo.

En cualquier caso FundiPau velará activamente para prevenir todo posible estallido de violencia, social o institucional, esporádico o inducido. Llamamos a la ciudadanía, a los movimientos sociales y a los partidos políticos catalanes a rechazar toda dinámica de violencia, intimidación o intolerancia. Cataluña tiene un envidiable grado de rechazo a la violencia social y política: este es un patrimonio que no podemos ni queremos perder.

Nuestra solidaridad y nuestra colaboración, intactas

Cataluña ha mostrado una remarcable opción solidaria y por la paz. En FundiPau no sólo nos hemos alegrado sino que hemos sido agentes activos y promotores de este compromiso.

Desde nuestra entidad siempre hemos trabajado con una vocación global, extendiendo lazos de relación y colaboración con personas y organizaciones de toda Europa, el Mediterráneo y el Mundo y, especialmente está claro, con personas y organizaciones del conjunto del Estado español. Para nosotros esto continuará siendo así: nunca hemos creído que las fronteras tengan que limitar las relaciones humanas y la construcción de espacios compartidos de lucha por un mundo mejor. Lo continuaremos pensando y haciendo, sea cual sea el encaje entre Cataluña y España.

Cataluña por la paz

En los últimos años se ha hecho evidente que Cataluña, a pesar de no tener Estado, ha apoyado de forma significativa propuestas, campañas y procesos globales a favor de la cultura de paz, la resolución noviolenta de los conflictos y el desarme. Para FundiPau está claro que Cataluña, pase lo que pase, tiene que continuar manteniendo su opción solidaria y por la paz. Trabajaremos para ello.

Es evidente que si Cataluña optara por un Estado nuevo e independiente, dispondría de más instrumentos para poder hacer una apuesta más efectiva y ambiciosa por la paz. Y en caso de que Cataluña fuera independiente trabajaríamos activamente para que este nuevo Estado hiciera políticas realmente nuevas, mucho más positivas y coherentes con la paz, y no un simple copia, en clave catalana, de las nefastas políticas militaristas de la mayoría de Estados del mundo.

Barcelona, 9 de octubre de 2014